Sucede con Apple, aunque también se utiliza el concepto de obsolescencia programada con otros dispositivos tecnológicos. La idea es que los dispositivos son creados con el objetivo de dejar de funcionar en determinado momento, programado por la empresa para así obligar a los usuarios a comprar una nueva versión del mismo teléfono o tablet.
La acusación se ha convertido en un clásico, cada vez que Apple anuncia la aparición de un nuevo teléfono los detractores del iPhone disparan que la empresa de Cupertino ha programado sus dispositivos para ser anticuados y funcionar mal a propósito, pero si nos detenemos a hacer un análisis de los diferentes modelos de iPhone y su vigencia, veremos que la obsolescencia programada es solo un mito.
¿Cómo es posible destruir el mito de la obsolescencia programada? Podemos comparar las versiones de sistema operativo que soporta cada versión del iPhone, por ejemplo. Desde su salida al mercado, en 2009, el iPhone 3GS recibió numerosas actualizaciones. Dejó de producirse en septiembre de 2012, y para esa fecha ya estaba por detrás solo en 2 versiones de iOS, algo notable teniendo en cuenta que su vida útil está por encima de los 3 años en cuanto a versiones de software, pero sus componentes siguen funcionando.
Lo mismo sucede con el modelo iPhone 4G, en este caso se fabrico entre 2010 y 2013, y una vez más la compatibilidad con las principales versiones del sistema operativo le permitieron convertirse en un móvil versátil y muy duradero.
El mito de la obsolescencia programa es solo una construcción de los detractores de Apple para intentar restarle prestigio a uno de los smartphones más potentes del mercado. Sin dudas, una comparativa de este tipo no tendría los mismos resultados en móviles Android, ya que tanto Samsung como HTC son famosos por discontinuar el soporte a sus teléfonos principales, para reemplazarlos por nuevos buques insignia.