El gobierno del Reino Unido ha ordenado a Apple que instale una «puerta trasera» en sus sistemas para permitir a las autoridades acceder al contenido cifrado que los usuarios almacenan en iCloud, según revela un informe del Washington Post. Esta medida, de ser implementada, otorgaría a los servicios de inteligencia británicos acceso a las copias de seguridad en la nube de cualquier usuario a nivel global, no solo de los ciudadanos británicos.
La orden, emitida el mes pasado según el medio estadounidense, se basa en la Investigatory Powers Act de 2016, una ley también conocida como Snoopers’ Charter. Esta normativa concede a los servicios de seguridad del Reino Unido amplios poderes para acceder a datos digitales. En este caso, el gobierno británico busca que las autoridades puedan acceder al material encriptado de extremo a extremo subido por cualquier usuario en todo el mundo, no solo a cuentas específicas de personas bajo jurisdicción británica.
No es la primera vez que un gobierno intenta que Apple facilite el acceso a los datos cifrados de sus usuarios, pero lo que diferencia esta orden es su alcance global. La compañía de Cupertino siempre se ha negado a instalar puertas traseras en sus sistemas, argumentando que estas debilitarían la seguridad de los usuarios. Apple ha señalado que este tipo de mecanismos no solo son intrínsecamente inseguros, sino que también podrían ser explotados por otros gobiernos o actores maliciosos, lo que pondría en riesgo la confidencialidad de los datos de millones de personas.
Desde 2022, Apple ofrece a sus usuarios la opción de activar la «protección de datos avanzada» en iCloud, un sistema que cifra la mayoría de los datos almacenados, incluyendo copias de seguridad, fotos y notas, mediante encriptación de punto a punto. Según la empresa, ni siquiera Apple tiene acceso a esta información, lo que garantiza que los datos permanezcan seguros incluso en caso de una brecha en la nube.
Hasta ahora, Apple se ha mantenido firme en su negativa a debilitar su sistema de cifrado, ya sea para casos individuales o masivos, como ahora exige el Reino Unido. Si la compañía cediera a esta presión, incluso si solo se tratara de eliminar la opción de protección avanzada, dejaría la puerta abierta para que otros países, como Estados Unidos o China, hicieran exigencias similares.
La petición del Reino Unido plantea un dilema fundamental entre la seguridad nacional y la privacidad de los usuarios. Para Apple, ceder a esta demanda no solo comprometería su filosofía de protección de datos, sino que también establecería un precedente peligroso en un mundo donde la privacidad digital es cada vez más escasa.