Desinstalar las apps móviles generan pérdidas millonarias al mes

Estamos a las puertas de un nuevo Día de San Valentín, una fecha muy especial para los enamorados, pero también un fecha en la que analizar la relación, fidelidad y lealtad de los usuarios con sus aplicaciones. Al fin y a cabo, muchas personas sienten una gran pasión por ciertas apps. En esta ocasión, la plataforma AppsFlyer ha realizado un estudio para analizar esta relación entre usuarios y aplicaciones.

El estudio nos deja datos muy interesantes, entre los que podemos destacar que una desinstalación masiva de una aplicación, podría suponer pérdidas superior a los 47.000 euros al mes para sus creadores.

 

Los usuarios se cansan cada vez más rápido de sus aplicaciones

Según los datos recogidos por AppsFlyer, los usuarios no se suelen encariñar de sus aplicaciones móviles, al menos, no de la mayoría de ellas, dado que 1 de cada 2 apps es desinstalada dentro de los primeros 30 días. Incluso, el 45% de estas desinstalaciones ocurren en las 24 horas siguientes a su instalación. Mariano Miculitzki, director de ventas de AppsFlyer para el norte y sur de Europa, afirma que “esto apunta a que la tolerancia del usuario es muy baja, especialmente hacia aquellas aplicaciones que no encajan con sus expectativas iniciales. El mercado de las aplicaciones móviles es extremadamente competitivo y las alternativas para cada tipo de app son cada vez más numerosas. Entonces, todo lo que se haga para retener o fidelizar al usuario se vuelve fundamental y relevante”.

El pasado año las desinstalaciones de una app promedio con presupuesto de marketing causaron a sus compañías unas pérdidas que rondaron los 47.000 dólares mensuales, lo que constituye un incremento del 70% respecto a dicha métrica en 2019. Esta cifra se debe, en primer lugar, al coste por instalación cada vez más elevado en las categorías de apps de shopping, alimentación y bebidas, y finanzas; y, en segundo lugar, al número promedio de desinstalaciones de apps sociales, que ha aumentado en un 250% respecto al año anterior.

Efecto COVID-19: El roce no siempre hace cariño

La pandemia de la COVID-19 fue un factor determinante durante 2020, a todos los niveles, y el comportamiento del usuario con sus aplicaciones móviles no fue la excepción. Con la llegada de las restricciones en todo el mundo y con prácticamente toda la población confinada en sus hogares, el uso de los teléfonos móviles aumentó de forma muy notable y, junto a él, el consumo de aplicaciones móviles, especialmente en lo que se refiere a apps de juegos. En este punto, Miculitzki afirma que “a través de agresivas campañas de adquisición de usuarios y la mayor predisposición de éstos a explorar nuevas aplicaciones, los juegos en el móvil consiguieron una ratio de instalación muy alta. Sin embargo, el fenómeno está directamente relacionado con una elevada tasa de desinstalación, un 10% adicional al porcentaje global de desinstalaciones durante los meses de pandemia, ya de por sí muy elevado”.

Además, el aumento del uso de los dispositivos móviles durante el confinamiento provocó tasas de desinstalación más rápidas de lo habitual, particularmente entre las aplicaciones con una vida útil corta y en aquellos juegos con mecánicas extremadamente sencillas (hiper casuales). Por ejemplo, en el mes de abril, el 60% de estos juegos se desinstalaron después de los siete días siguientes a su instalación. En definitiva, cuando el número de instalaciones aumenta y los usuarios están más dispuestos a probar nuevas aplicaciones, las desinstalaciones aumentan en proporción directa.

En los países en desarrollo los usuarios son menos leales a sus apps

La muestra global de datos recogida en el estudio ofrece una clara diferenciación entre los usuarios de países desarrollados y los usuarios de países en desarrollo. En términos globales, el segundo grupo alcanza un 56% de tasa de desinstalación, lo que supone un 33% más que la media de los países desarrollados (Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Corea, Francia y Alemania), o lo que es lo mismo, son un 33% menos leales a sus aplicaciones. Entre los países en desarrollo que presentan unos índices de desinstalación más críticos se encuentran Brasil, India e Indonesia.

Dicho esto, los países desarrollados no escapan del alto impacto ocasionado por las desinstalaciones, con tasas que superan el 40%. En este punto, cabe destacar que, en el mercado español las aplicaciones de shopping también presentan un índice de desinstalación del 33%. Las diferencias entre ambos grupos están dadas por dos motivos principales: el sistema operativo mayoritario y las características de almacenamiento de los dispositivos.

Los usuarios más comprometidos: los que muerden la manzana

Las desinstalaciones en dispositivos Android son el doble de frecuentes que en iOS. Aquellos países que presentan un mayor gap entre los dos sistemas operativos son Indonesia, Corea del Sur y Alemania.

Esta diferencia se debe, sobre todo, a una capacidad de almacenamiento más reducida en el dispositivo Android promedio. “En la mayoría de los mercados en desarrollo, gran parte de su población solo puede disponer de dispositivos móviles básicos, siendo el almacenamiento una de las características más limitadas. Así, los usuarios únicamente guardan en sus teléfonos móviles las aplicaciones que realmente les gustan o necesitan en su día a día”, apunta Mariano Miculitzki.

Por otro lado, los usuarios que tienen un mayor compromiso con sus apps también son los que interactúan con ellas mediante un dispositivo de Apple. Esto se debe a que iOS está instalado en un dispositivo de calidad superior, especialmente en cuanto a experiencia de usuario, ya sea por su rendimiento general más eficiente (menor índice de fallos en las aplicaciones), una mayor velocidad de red u otros aspectos más genéricos.

La lealtad no tiene precio: instalaciones orgánicas vs. instalaciones no orgánicas

Una instalación orgánica es aquella que se produce cuando un usuario encuentra una aplicación que le llama la atención y decide, por su cuenta y sin ninguna influencia externa, descargarla, ya sea a través de la tienda oficial de aplicaciones, la propia página web, etc. Este tipo de descarga es de gran valor, ya que el interés del usuario en la aplicación es evidente.

Sin embargo, el valor de las descargas no orgánicas es cuestionable: algunas de ellas también son valiosas porque son el resultado de una campaña de adquisición muy bien segmentada, pero otras no aportan un valor interesante al negocio y pueden resultar en un gasto inadecuado de los recursos de la compañía si los usuarios no están bien segmentados o si la descarga es fruto de un incentivo mal enfocado.

Como era previsible, aquellas instalaciones de aplicaciones descargadas tras una acción no orgánica tienden a ser más desinstaladas. Concretamente, las desinstalaciones entre las instalaciones no orgánicas (NOI) son casi un 30% superiores en comparación con las instalaciones orgánicas.

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