Viendo las cosas con calma y y reflexión, la keynote que ofreció Apple para inaugurar oficialmente la WWDC de este año, estuvo simplemente bien, sin ser de las recordadas como decepcionantes, pero sin ser realmente espectacular.
Eso ocurre porque gran parte de lo que se presentó ya se había anticipado, como es el caso del software iPhone 3.0 o Mac OS X Snow Leopard. El iPhone 3G S era ya un secreto a voces, y por lo que respecta a la puesta al día y unificación de la gama MacBook, era algo que tarde o temprano acabaría ocurriendo.
Apple parece que tiene la intención de mantenerse en la cresta de la ola en los campos que está inmerso pero sin arriesgar demasiado, puesto que la crisis no invita a apostar muy fuerte por casi nada. Eso si, sigue manteniendo el listón muy alto en cuanto a software y las posibilidades que este brinda. Todo lo demás en cuanto a la conferencia en sí fué al estilo Apple, una brutalidad de información servida como nueva -y de paso alucinante, innovadora, potente y a años luz de la competencia, como rezan los carteles del Moscone Center– aunque eso ya queda a juicio de cada usuario.
¿Que le faltó a la keynote? Bueno, bajo mi punto de vista la sorpresa hubiera sido algo realmente nuevo y que no existiera hasta el momento. De hecho -como siempre- hay muchos usuarios que se han sentido decepcionados con esta keynote porque esperaban de ella productos nuevos, una actualización de productos ya lanzados, o un nuevo iPhone de verdad, y no lo que se ha presentado que en realidad dista mucho de ser un nuevo terminal. Con esta keynote, Apple ha regresado a su predecibilidad, pero eso no quiere decir que haya decepcionado; simplemente, estuvo bien.
¿Que os pareció a vosotros la keynote de este año?
