Quien crea que Apple es la compañía perfecta de productos perfectos está en un error; el mercado obliga a toda compañía a sacar adelante elementos diferenciadores de la competencia, y eso obliga a menudo a dar pasos en falso. Cierto es que Apple marca la pauta de los años siguientes en algunos aspectos clave, pero hay tres elementos que están ahí, pero están solos desde hace «demasiado tiempo». Cuando en algún momento todo parecía indicar que esto es el futuro, tiempo después nos damos cuenta de que este futuro parece que no llega nunca. Y puede que alguien tenga que plantearse el porqué.
La red social de Apple, Ping, puede que sea el ejemplo de un producto equivocado en el peor momento. En pleno auge de las redes sociales -cuando este auge hace ya mucho tiempo que es imparable- Apple lanzó al mercado su visión del concepto red social. Puede que la manía de la compañía de tenerlo todo cercado y bajo control sea uno de los principales motivos de que Ping sea un fracaso, si se compara con otras redes sociales, y no Facebook precisamente. La cuestión está en que es un club tan exclusivo que casi no hay nadie, y más que una red social, es un club de compras ligado a iTunes. Requiere de software específico, no está conectado a la web, sino a la tienda de música de Apple y apenas tiene integración con otros servicios. Si la intención es vender música, a Ping no se le puede llamar red social.
Blanco que te quiero blanco, pero no puedo. Con premeditación y alevosía, Apple lanzó en verano del 2008 el iPhone 3G en color blanco. Se vieron muy pocos. Y se ven muy pocos. Después hizo lo propio con el iPhone 4, con la diferencia de que nunca se ha alcanzado una producción masiva o mínimamente suficiente para satisfacer al mercado. Por lo visto, dicen, hay problemas con la fabricación de las partes en blanco, no se sabe exactamente si en cuanto al material, en cuanto al baño de color, o en cuanto a ambos casos. Pero sea como sea, el iPhone blanco brilla por su ausencia. Cuando parece que «todo será de aluminio», hay quien no pone en duda de que mañana tendremos un iPad blanco, cuando por contra, la compañía se ha cargado hace nada el MacBook blanco. Luego, el color blanco parece que se ha convertido para Apple en un quiero y no puedo, pero de todas formas, falta ver lo que lanza mañana la compañía y cual es el futuro de ciertos productos de este color, productos los cuales y a nivel general, ahora mismo no existen.
De Mini DisplayPorts y Thunderbolts. El conector Mini DisplayPort hace mucho tiempo que está en gran parte de los productos de la compañía, pero está sólo. Parecía que sería el estándar a alcanzar por todo el mundo, cuando lo máximo a lo que se ha llegado es a tener que buscarse la vida para adaptar el conector a otros conectores mínimamente estandarizados. Cuando el Mini DisplayPort todavía no ha despegado, Apple lo vincula directa y físicamente a la tecnología Thunderbolt en un momento en que el USB 3.0 está iniciando su andadura. Puede que el vincular una tecnología demasiado nueva directamente a otra que apenas está en pañales no sea la mejor estrategia para consolidar un estándar ( ¿o dos a la vez? ), más cuando hace meses que Apple está comercializando productos con cierto tipo de conexión que sí está mínimamente extendida: el HDMI. El consumidor ya tiene suficientes problemas para conectar toda su tecnología, como para que encima se tenga que pensar en tecnología que por mucho que se empecinen algunos, no se está popularizando. Y no me refiero a Thunderbolt precisamente.
Lo dicho; básicamente una cosa es ser los primeros, y otra muy diferente es ser los únicos, algo que a veces -y sólo a veces- puede que no convenga.
Y vosotros, cómo lo veis?