En prácticamente todos los países en los que se vende el iPhone 3G el terminal está sujeto a una tarifa de voz y datos con permanencia. Y a las operadoras, mientras se mantenga el contrato, les da exactamente igual si los datos entran y salen del iPhone o si estos pasan también por otro dispositivo como un portátil, ya que de todas maneras, estos datos pasarían por el terminal que repito, está sujeto a un plan de datos con permanencia. Si el iPhone se usa como módem con las caracteríticas propias del dispositivo y sin “vitaminar”, y teniendo en cuenta la calidad de las redes 3G que tenemos en algunos lares, el miedo a la saturación de la red es un miedo absurdo, porque simplemente estas seguirán funcionando igual de mal.
El problema puede ser que el hecho de utilizar el iPhone como módem atente contra otras líneas de negocio de las operadoras, tipo tarifa plana con modem llavero USB o similar. Las operadoras no se dan cuenta de que los que ya tenemos un iPhone podríamos sacar más partido de los datos, si fuese posible vincular el terminal con un portátil; respetaríamos la tarifa plana del iPhone, pagaríamos lo mismo para tener la misma velocidad, y las operadoras no necesitarían invertir nada mientras que a la vez abrirían la posibilidad de tener una nueva fuente de ingresos, que se sumaría a los MMS que llegarán en verano. Porque no nos equivoquemos: cuando salga el software iPhone 3.0, muchos usuarios estaremos muy cerca de cumplir -o haber cumplido- la mitad de la permanencia con Telefónica. Y si la operadora no se pone las pilas, van a perder muchos clientes que aprenderán a realizar el jailbreak al dispositivo; y si no, al tiempo.