El nuevo producto recientemente desvelado por Apple no está exento de dos grandes talones de Aquiles, lo que no significa que haya salido así por la buenas a la luz, ya que la compañía, como creada para hacer dinero que es, estudia ciertas cosas a conciencia. Y no voy a entrar en temas como la falta de pantalla que tan de moda está, o la eliminación de una gama de colores, sino que me voy a centrar en temas más prácticos que estéticos o de gustos, aunque no hay que olvidar que aun y con carencias, el dispositivo es más caro que la anterior generación.
Dentro de lo estilizado, moderno y cool que es el aparato, éste solamente puede funcionar con unos auriculares específicos, ya que estos sirven de panel de control para saltar de canción a canción, además de otras ordenes propias de los reproductores MP3. Luego la única alternativa que hay para poder hacer funcionar el aparato es la de usar los auriculares que Apple diga, o unos auriculares que Apple permita que fabriquen otras empresas. Y al margen de la discutida calidad de los auriculares de la marca que vienen de serie en todos los aparatos Apple con funciones similares, la cuestión está en que uno no puede usar los auriculares que le de la gana, y solo los que Apple permita, siempre y cuando se compren… y además, ¿a qué precio?
Y el segundo talón de Aquiles, es que el reproductor ha visto recortado cerca del 20% de autonomía de la batería. A menos que el concepto del aparato haya cambiado, Apple ha decidido recortar el tamaño de la batería para que quepa en un aparato tan pequeño, a costa, por ende, de una menor autonomía.
La cosa es simple; si hacemos números, Apple está vendiendo otros reproductores más completos, con más modelos para elegir, con más autonomía, más capacidad y además, más baratos. A la postre, con este modelo de iPod Shuffle Apple parece haber dado un paso atrás.
