Una semana después: el iPad, sin histerias

Una semana después: el iPad, sin histerias 3

Hace una semana Twitter empezó a tambalearse y a mostrar retrasos de entre 10 y 16 minutos; los servicios de coberturas de eventos en tiempo real se colapsaron; varias paginas web de medios especializados se cayeron al no poder contener la avalancha de visitas, y los informativos nacionales dieron cabida a una presentación de un producto de consumo cuando no suelen hacerlo cada vez que se lanza un nuevo coche o un lavavajillas.

Al día siguiente, la cosa fue a más. Los periódicos hicieron reportajes a paginas completas, los analistas hacían sus cálculos, los parqués reaccionaban y en la red todo el mundo decía la suya. Y esto desembocó, posteriormente, en que las opiniones se convirtieran en comentarios talibanes, y en que cualquier opinión que no casara con la propia era objetivo de insultos y descalificaciones. Algunas paginas de reputado prestigio están inhabilitando los comentarios ante amenazas de muerte. Y en medio de todo esto, está el iPad, siguiendo la estela de otro producto de Apple.

La compañía presentó un aparato que era solo algo más que teléfono a principios del 2007, con vistas a comercializarlo meses después. Cuando llegó al mercado estadounidense arrasó, y muchos usuarios se lanzaron a los mercados alternativos para hacerse con uno. Pero por aquel entonces, todo el mundo ya podía hacerse con un iPod touch: como un iPhone, pero sin teléfono, bah. Sabían a lo que iban porque conocían la tienda de música de iTunes, por aquel entonces ya un referente en todo el mundo gracias al iPod. Después llegó la puesta de largo a nivel internacional con el iPhone 3G, igual que el iPhone normal pero adaptado a otras redes no estadounidenses, bah junto a servicios como la tienda de aplicaciones, que hoy día todo el mundo intenta copiar. El iPhone 3GS solamente añadió mas leña al fuego al éxito del terminal, al de la tienda, al negocio musical de iTunes, y una nueva fuente de ingresos al alcance de cualquier desarrollador profesional o amateur. Es igual que el iPhone 3G pero algo más rápido, más capacidad y con brújula; bah.

Y ahora, va Apple y lanza un iPod touch grande, pero nada más, bah. Teniendo en cuenta la trayectoria de Apple, la compañía solamente ha mostrado lo que le ha interesado y poco más. Hay que tener en cuenta que el aparato se sienta sobre unas bases muy sólidas en el mercado, y con la experiencia de aparatos similares: su interfaz, una legión de desarrolladores capaces de sacarle todo el provecho, y una tienda de aplicaciones con productos para dar y regalar o a unos precios sorprendentemente bajos, y además, atacando otros mercados en auge: los libros electrónicos. Parte con mucha ventaja frente a otros dispositivos pero va, y lo sacan casi desnudo y faltado de todo, es incomprensible.

No, es comprensible. Apple no tiene ninguna necesidad de mostrar todos los entresijos del iPad, porque en vistas de lo que ha ocurrido hasta el momento, lo más probable es que sea un éxito. Pero es que además, los referentes y modus operandi de la compañía están en las narices de todo el mundo. Los puntos de ataque del dispositivo son exactamente los mismos que tuvo en su momento cualquier aparato similar de la marca. Pero se venden. A patadas.

El problema está, bajo mi punto de vista, que a menudo se toma como derecho adquirido el poder escupir contra un producto porque no tiene ni incorpora lo que deseamos. Pero insisto, que el iPhone lleva en el mercado 3 años y tiene las mismas carencias que el primera día. Pero vende, al igual que el iPod touch. Cualquier carencia del iPad y/o del iPhone tiene un motivo y una razón de ser que enfrenta a usuarios y analistas. Tal vez en una próxima actualización. No; siguen teniendo las mismas carencias que el primer día. Pero mientras muchos cargan contra lo que le falta, se siguen vendiendo.

Y hay otro grupo de usuarios: el que a pesar de que nos hartamos de decir lo que creemos que le falta, tenemos un dispositivo de estos faltados de todo. Una cosa no quita la otra, creo, porque estos aparatos pueden compensar al usuario por lo que ofrece por encima de lo que no ofrecen. Y ojo que en muchos casos no es una cuestión de necesidad imperiosa, sino de deseo. Hay productos muy bueno que ofrecen -y ofrecerán- mucho más que el iPhone y el iPad, pero no funcionan de la forma que lo hacen los productos Apple y por encima de todo: no son Apple.

Y aquí estamos. Cargando contra el iPad porque no tiene eso. Como cargamos contra el iPhone porque no incorpora eso… pero muchos tenemos un iPhone, y en su momento tuvimos un iPod touch. La historia se repite con el iPad, pero será más vertiginosa que las anteriores andaduras de otros dispositivos. El secreto del iPad no está en lo que tiene o lo que no, está en lo que podrá hacerse el día de mañana, como pasó con el iPhone y similares. Y cuando salga a la venta, con una buena legión de aplicaciones y posibilidades que ya existen en la App Store, algunos seguirán negándose a hacerse con uno; otros se harán con uno porque claro, a estas alturas ya ha evolucionado, y otros que hoy vomitan contra el iPad se pasarán al lado de ey, ya os lo decía yo que arrasaría. Necesidad hoy y mañana del iPad: nula; pero muchos desearan uno. A la postre este es el objetivo del producto: vender. Y Apple creo -y solo creo- que a estas alturas sabe muy bien lo que hace. Algunos ya lo avisamos muy poco después de la keynote: sólo el tiempo dirá si Apple ha acertado o no. Pero para mi, aunque con ciertas reservas, que ha dado el campanazo. Otra vez.

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